jueves, 1 de abril de 2010

Periódico Horadada Información. Mes de Abril.

DE ALUMNO A MAESTRO

Nació y vivió en Valladolid. Recién terminada la Guerra Civil emprende sus estudios de Comercio y Derecho. Sin embargo, ninguna de estas carreras le complace.
Por azar –él mismo lo ha reconocido así- desemboca en el mundo del periodismo y la literatura. Un azar que comienza cuando, al estudiar el Manual de Derecho Mercantil de Joaquín Garrigues, descubre la belleza del lenguaje y la eficacia de la metáfora junto al adjetivo oportunamente empleado. Como también le gusta el dibujo –su padre lo matriculó en la Escuela de Artes y Oficios-, ingresa como caricaturista, en 1941, en El Norte de Castilla, periódico de su ciudad natal en el que más tarde pasaría a ser redactor.
Ya es por entonces novio de Ángeles de Castro y ésta –que luego sería su esposa- le anima a escribir. De esta manera, casi por puro azar y con una formación literaria eminentemente autodidacta, escribe su primera novela: La sombra del ciprés es alargada, que consigue el prestigioso premio Nadal en la noche de Reyes de 1948.
Ya se había casado con Ángeles de Castro cuando consigue la cátedra de Derecho Mercantil en la Escuela de Comercio de Valladolid. A partir de entonces compaginará la enseñanza, el periodismo y la literatura.
En 1958 es nombrado director del periódico El Norte de Castilla. En ese momento emprende una serie de campañas a favor del medio rural castellano y ello le lleva a enfrentarse con el régimen y la censura reinantes, viéndose obligado a dimitir de su cargo en 1963. Pero, no por ello ceja en su denuncia de la postración de Castilla y, cuando no puede hacerlo desde el periódico, lo hace desde la narrativa. Nace así su novela Las ratas (1962), una verdadera epopeya novelada de la tragedia del campo castellano. Pero ya antes había publicado varios títulos más, en especial El camino (1950), su tercera novela y el arranque y confirmación de lo que habrá de ser su auténtico estilo narrativo.
Junto a títulos señeros como La hoja roja (1959), Cinco horas con Mario (1966), Parábola del náufrago (1968) o Las guerras de nuestros antepasados (1975), publica también sus primeros libros de caza y crónicas de viajes; principalmente, USA y yo (1966), consecuencia de su estancia en Estados Unidos como visitante de la universidad de Maryland.
En 1973, con más de veinte libros publicados y varios premios en su haber, es elegido miembro de la Real Academia de la Lengua, ocupando el sillón e minúscula. La toma de posesión tiene lugar el 25 de mayo de 1975, y su discurso versa sobre El sentido del progreso desde mi obra.
Unos meses antes, en noviembre de 1974, había muerto su esposa, a la que el novelista había calificado como su equilibrio y la mejor mitad de mi mismo. En una novela que publicará diecisiete años más tarde, Señora de rojo sobre fondo gris (1991), evocará la singular figura de su mujer.
La muerte de su esposa deja sumido al escritor en una profunda depresión, de la que comienza a salir años más tarde coincidiendo con la publicación de su novela El disputado voto del señor Cayo (1978). Después, nuevas novelas, nuevos libros de caza, alguna nueva crónica viajera y varios relatos –doce en total- son llevados al cine o al teatro. Los santos inocentes en la pantalla, con actores de lujo y Cinco horas con Mario en todos los escenarios, son los logros más notables en sendos géneros.
Y llegan más premios y reconocimientos: el Príncipe de Asturias, en 1982; el premio de las Letras de Castilla y León, en 1984; el de las Letras Españolas, en 1991; y dos años más tarde, en 1993, el premio Cervantes, el más prestigioso galardón para escritores de habla hispana. Su discurso de aceptación del premio ha sido considerado como uno de los más bellos y profundos de cuantos hayan pronunciado en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares. Y aun cuando en él parece dar a entender que da por clausurada su obra literaria, cinco años más tarde, en el 98, publica la que puede considerarse su novela más ambiciosa e incluso su obra cumbre: El hereje, un alegato a favor de la libertad de conciencia. La novela se desarrolla en el Valladolid del siglo XVI, y a Valladolid, mi ciudad dedica el libro. Ciudad donde nació y donde ha vivido siempre porque, como él mismo ha repetido: soy como un árbol, que crece donde lo plantan.
Sé que saben de quién les hablo, es más, no he escrito su nombre ni una sola vez en toda la columna, pero seguro que lo tiene en la mente, o tal vez, en el recuerdo. Como si después de cada punto y aparte empezara el párrafo con su nombre y apellidos, seguro. No es para menos.
He tenido la suerte, por azar, como él empezó a escribir, de estudiar a Miguel Delibes; y, puedo asegurarles que ha sido una de las asignaturas más bonitas y productivas de mi vida. Tal vez por ese motivo le tenga una consideración especial.
Quien me iba a decir a mí, que un día escribiría sobre la vida de Miguel Delibes. Sin notas ni exámenes. Porque sí. De escritor a escritor, o mejor aún: de alumno a maestro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario