domingo, 18 de abril de 2010

MI ÚLTIMO ATARDECER



Me sentía un hombre con suerte: zapatos de charol, traje de Armani reservado para la ocasión, camisa y corbata de seda importada y un par de relucientes gemelos que asomaban por las mangas de la chaqueta. Cogí mi maletín y salí de casa en dirección al garaje tatareando mi canción favorita. Era un día espléndido y no me quería perder su atardecer. Arranqué mi Bemeuve y saqué de la guantera un paquete de cigarrillos. Hacía meses que dejé de fumar. Pero, hoy merecía la pena encender uno. Después de varias horas conduciendo llegué a aquel acantilado, era mi lugar favorito. De joven contemplé cientos de atardeceres desde este mismo lugar. Saqué el maletín del coche. Me senté en el filo del acantilado y lo abrí. Encendí un cigarro mientras sacaba de él mi revolver, lo cargué.
Ése fue mi último atardecer.

Autor: Isidoro Sánchez

1 comentario:

  1. Este es terrible, yo pensaba que tenía una cita con un amor. Intriga en 15 líneas, me gusta.

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