«-No queda sino batirnos- dijo don Francisco de Quevedo.» (Extracto de las aventuras de "El capitán Alatriste")
lunes, 3 de mayo de 2010
"La Nevada". Robada a María Jesús Gullón.
Como cada miércoles nos encontrábamos en el aula 63 escuchando las explicaciones de Joaquín. Todos estaban absortos en aquel soneto que desguazaba. Excepto yo. Llevaba varias semana planeando el golpe pero todavía no había podido llevarlo acabo. No se había presentado la ocasión. Pero, Joaquín, que aquella tarde parecía como si hubiera hecho un pacto conmigo, sacó a la pizarra a María Jesús Gullón; entonces, audaz como un viejo zorro, pude robarle de su cartera una de sus poesías más hermosas: "La Nevada".
Temperatura invernal.
Gran nevada en la ciudad.
Vacaciones no hay colegio.
Imposible circular.
Pequeños y grandes juegan,
disfrutan la maravilla.
Se deslizan con trineos
patinan sobre la nieve.
Y hacen muñecos risueños
de panza enorme y redonda
dos largos brazos le cuelgan
carece de pies y piernas.
Cabeza también redonda
con huecos ojos oscuros
y nariz de zanahoria,
Un rojo gorrito en borla
y colorida bufanda.
Celebran con alegría
ruidosas bravas batallas
atacando sin piedad
con níveas granadas blandas
Y ríen. Ríen y juegan.
Se divierten y disfrutan
se abrazan, gozan y aman.
¡Felices y risueñas¡
¡Blancas amables nevadas!
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