Ocioso es porfiar con viejos. Sus opiniones, como sus suturas craneales, se hallan osificadas. Nada me inspira más veneración y asombro que un anciano que sabe cambiar de opinión. Únicamente cuando el cerebro está en vías de crecimiento o lejos de la involución cabe inculcar doctrinas y corregir errores.
S. RAMÓN Y CAJAL
Charlas de café
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